¿Es lo mismo un problema de carácter, esencialmente, psico-social, que un
problema que acompañe un trastorno somático, (físico)?
¿Cómo se diagnostica una "depresión"?
En la vida cotidiana se emplea la palabra depresión sin
darle un significado concreto. El lenguaje del pueblo lo utiliza para referirse
a un "bajón" de ánimo, hasta la depresión mayor.
A pesar de que no me gustan las estadísticas, tengo que apuntar que, según
la O.M.S., (Organización Mundial de la Salud), el número de personas deprimidas
en algún momento de su vida, representa entre el 3% y el 5% de la población
mundial, (no sé si cuentan con los estados dictatoriales en África u Oriente, o
en países reprimidos por la guerra). Lo que es cierto, es que la depresión se
ha convertido en uno de los problemas más graves en lo que a salud respecta.
Pero digo que no me gustan las estadísticas porque un porcentaje como el que
apunta la O.M.S., es muy vago, porque, ¿qué ocurre con gente, como yo, que no
asistimos al médico para que nos declare una depresión porque nos creemos
auto-suficientes, o utilizamos técnicas naturales mal llamadas "para-sanitarias",
o incluso, padeciendo la enfermedad la gente no lo sabe?
Os doy más datos. La depresión, añade la O.M.S., se desarrolla
en países avanzados o en vía de desarrollo industrial y económico por la
aceleración del cambio de la vida y el estrés que eso conlleva, lo que se le llama síndrome de
adaptación.
Que sólo en Estados Unidos, país referencia para lo bueno y para lo malo,
los cálculos arrojan una cifra del 15% de la población que padece depresión.
Y en el caso de España, se barajan cifras de entre el 6% y el 10%, que puede
llegar incluso al 20% en el caso de las mujeres.
Dice la O.M.S., que la depresión afecta a 100 millones de
personas en el mundo, y que tiene un preocupante abanico de secuelas sociales y
económicas. Es objeto prioritario por parte de las autoridades responsables de
la salud de cada país.
El 5 de Septiembre de 2011, la periodista Isabel F. Lantigua reseñó en el
diario "El Mundo", (España), la investigación del Colegio Europeo de
Neuro-psico-farmocología sobre la salud mental de 514 millones de ciudadanos de
30 países europeos, que señala que el 38,2%, cerca de 165 millones de personas,
sufre un trastorno mental cada año, y que sólo un tercio de ellos recibe
tratamiento. http://www.ecnp.eu/
Otro dato habla de cómo la salud física humana está amenazada por los impactos del cambio
climático, también lo está la salud mental. Muchos estudios recientes han
relacionado los cambios climáticos con los trastornos mentales y los problemas
de conducta, incluidos los trastornos depresivos mayores, la ansiedad, el TEPT,
el abuso de sustancias y la idea suicida.
Hoy por hoy, el arsenal terapéutico para hacer frente a ciertos estados
depresivos muy concretos y cuyo origen es, la mayoría de las veces, biológico,
es muy nutrido. Me refiero a los ansiolíticos, de los cuales una buena parte de
la población, incluida los médicos, abusa. Los medicamentos no son
eficaces, incluso, desaconsejables. Tengo el convencimiento que un
enfermo depresivo tiene que contar con la ayuda de un especialista, que no es
el médico de atención primaria, sino un psicólogo, un psiquiatra y, si hablamos
de la medicina natural, no os podéis hacer una idea de lo que ayudan algunas
terapias:
- Terapias florales;
- Homeopatía;
- Naturopatía;
- Acupuntura;
- Reiki;
- Musicoterapia;
- Rebirting;
- Chakras;
- Osteopatía....
Y estoy seguro
que hay algunas más que se escapan a mis conocimientos.
Pero lo que es muy importante, hasta el punto de indispensable, es que la persona descubra la naturaleza de lo que le pasa y por qué le pasa.
Todos nos enfrentamos a acontecimientos traumáticos en nuestra vida, y
seguro que conocéis muchos ejemplos por los que habéis pasado... Un suspenso en
un examen importante; Una ruptura de una relación en la que teníais muchas
esperanzas puestas; La noticia de una enfermedad grave; La muerte de un ser
querido; El despido de un trabajo... Lo que sea que nos hace perder el sentido
de lo real cuando perdemos la autoconfianza y aparece el miedo.
No puedo evadir la responsabilidad que tenemos los padres en cuanto a la
orientación en la vida de nuestros hijos, cómo les afecta nuestras decisiones y
nuestras situaciones, tanto personales como familiares, de credo, como de
orientación de cualquier otra característica.
Y si hablamos de la llegada de las fechas más señaladas en el calendario, no
quiero contar cómo se disparan los niveles de ansiedad, de angustia, de
insomnio, de... aquello que sea lo que sientes.
La "depre" se caracteriza por humor depresivo, (tristeza, falta
de animación, desanimo, llanto...), pero sin alcanzar el nivel de gravedad de
la descompensación propiamente dicha.
Ocurre el problema que aun no siendo de gravedad, lo convertimos en grave.
Después de unos días en este estado, nos recomienda esa persona que se
"preocupa" de nosotros que vayamos al médico para que nos recete
algo. Y, entonces, le hacemos caso y vamos al médico de cabecera. El médico se
limita a escuchar las quejas físicas, y responde con una medicación
"apropiada" que, por lo general, consistirá en ansiolíticos o
inmunosupresores.
Existe una clara tendencia a considerar el efecto
ansiolítico como el primer paso de una línea continua de efectos progresivos:
el de los ansiolíticos-sedantes-hipnóticos. Según ello, dosis crecientes de
cualquiera de los componentes producirán sedación, sueño, anestesia, coma y
muerte. Este concepto se fundamenta en la realidad impuesta por el desarrollo
histórico de los
fármacos: barbitúricos, meprobamato y benzodiazepinas.
Esta es la tendencia, según nos vamos haciendo fármacodependientes. Entonces, la auténtica realidad es que hay que disponerse a
someterse a un tratamiento de fondo posterior que, al menos, y no sólo eso,
nos garantice una solución sin dependencia ni peligro a la muerte.
Según el libro "Depresión: diagnóstico,
tratamiento y prevención", que edita en 1998 la "association des
consommateurs test-achats S.C." de Bruselas, y reeditado en 2004:
"El masaje más recomendable es el masaje clásico, es decir, aquel que
proporciona un alivio de la tensión muscular y una relajación de todo el
cuerpo. Es fundamental que sea practicado por profesionales cualificados. Este
tipo de masaje tiene la ventaja de aceptar la pasividad de la persona
deprimida, sin pedirle nada más, al menos momentáneamente. Una vez se ha
relajado, el deprimido se siente más agusto y con frecuencia siente ganas de
hablarle de sus problemas al terapeuta, lo que puede contribuir a
su curación"
Os cuento, además de masaje, cómo abordamos una sesión de atención
osteopática a los síntomas de apreciación en la depresión.
Los estados depresivos conllevan lesión y enfermedad física. En un
principio, la persona que llega a nuestro gabinete, es precisamente por eso, por el
dolor que no le deja vivir. Nos encontramos con dos problemas que el osteópata
debe resolver:
- El aspecto físico;
- El aspecto emocional.
Me es muy difícil traer hasta este artículo alguno
de los casos que estoy trabajando por su delicada naturaleza y porque, incluso
protegiendo la identidad de las personas, es muy probable que no les gustara
identificarse en lo que, desde aquí, pudiera contar. Sin embargo, digo que el
aspecto con el que más me enfrento cada semana, es el de la muerte de un ser
querido.
Como todo trabajo, pasa por una evaluación previa, donde entre otro, hay una
escucha de los síntomas y sentimientos de la persona.
Después de que el organismo haya tenido la capacidad de recuperar la lesión que le trajo al gabinete, comenzamos en días
posteriores a trabajar el aspecto afectivo, la "psicosteoaptía". Y,
¿qué es esto?
Contemplación a través de la palpación de cómo se mueve su sistema fascial,
(tejido conectivo)
Es una escucha entrenada, estudiada, que el cuerpo pretende declararnos para
que lo liberemos. Es una conversación individuo-terapeuta en silencio... y
brotan los sentimientos a través del movimiento.
Nos preparamos para seguir las consecuencias de un buen recorrido por el
tubo dural, por las fascias sacro-craneales, que sólo un osteópata cualificado
puede entender y desanudar... Aparece la risa; o aparece el llanto; o aparece
la angustia; o aparece el dolor; o aparece el querer huir... Y el osteópata
sigue su camino y su insistencia, como negociando con el tejido fascial cómo
tiene que responder. Las fascias se desenredan, se liberan, vuelven a crear la
ola que llega a la orilla de la playa y, entonces, se produce lo que nadie
podía imaginar que podría producirse... la liberación de los diafragmas
energéticos.
Es esto. Es un protocolo de liberación bioquímica que hace reaccionar a la
persona con el equilibrio físico de los centros energéticos.
Las cadenas musculares representan circuitos de continuidad de dirección y
plano, a través de las cuales se propagan las fuerzas que organizan el cuerpo.
El cuerpo obedece a tres leyes:
- Equilibrio
- Ergonomía
- Confort
De origen mesodérmico, todas las estructuras conjuntivas, (aponeurosis,
vainas, tendones, ligamentos, cápsulas, periostio, pleura, peritoneo, etc.),
forman parte, sobre el plano funcional, de una única fascia.
Esta forma de estructura superficial del cuerpo y sus ramificaciones
penetra en la profundidad de las estructuras hasta la envoltura de la célula.
Esta telaraña fascial tensada por el cuadro óseo no aceptará ser estirada. Toda
demanda de longitud de un tejido necesitará una ayuda del conjunto de la maraña
fascial.
Es necesario que la resultante de las tensiones que se aplican sobre ella
se organice en la constante fisiológica. Si esto no se produce, se desencadena
una tensión dolorosa por las vías reflejas de las tensiones musculares. Las
fascias unen las vísceras al cuadro músculo-esquelético, de ahí la importancia
de una buena relación articular, de una buena estática y de una buena
movilidad.
Después de un amplio recorrido desde la pelvis-sacro, a la cabeza-nuca; o,
desde los pies, el sentimiento de la persona es completamente diferente y los
dolores, que ya se habían corregido con la osteopatía estructural, visceral a
veces también, y craneal, con la técnica de liberación somato-emocional, (en
fotografías anteriores), la carga y presión interna desparecen, ¡literal!
Son
sesiones profundamente de intercambio materia-energía, de bloqueo-movimiento,
con una base y un fondo puramente científico, de estudio. Son sesiones tan
placenteras como esto que te enseño a continuación.
Y es cuando la depresión deja de hacer sus estragos. Ya lo hizo, si la
persona se decantó por el masaje de relajación.
No es la única fórmula alternativa a la medicación, hay más, como ya lo
indicaba anteriormente. Pero hay alternativas seguras, no invasivas, naturales,
efectivas.
No olvides practicar algún deporte o ejercicio, lo que sea, pasear, nadar,
correr, ejercitar tus músculos, tu corazón... No dejes de darte algún capricho
que puedas permitirte, e incluso, si no te lo puedes permitir, y no dejes de
seguir acudiendo en sesiones de relajación al masajista, de forma asidua. Hazte
el hábito.
Todo puede ser, incluso la recuperación sin tener que abandonar la vida
afectiva, la vida familiar, la vida en pareja, la vida laboral, en
definitiva... La vida. Vívela antes de que se acabe.
NOTA
- No abandones ninguna medicación sin consultar con el médico.
- El osteópata no está en contra de la medicación; sí, sin embargo, contra la medicación sin control.
- Informa al médico de los pasos que estás dando con la medicina natural y complementaria.
- Pregunta a tú osteópata u otro terapéuta de su experiencia con casos de depresión.
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