3.10.25

Cuaderno de Bitácora de un Osteópata (I) (Rodilla; caso)

Cómo afrontar una lesión de rodilla complicada: el caso de Milagros

La rodilla es una de las articulaciones que más sufre a lo largo de la vida. Soporta nuestro peso, nos permite caminar, subir y bajar escaleras, ponernos en cuclillas o levantarnos de una silla. No es de extrañar que, con los años, aparezcan molestias o lesiones que pueden llegar a limitar nuestra calidad de vida.

En este artículo quiero compartir el caso de Milagros, una mujer de 71 años. Su historia nos ayuda a entender la importancia de la constancia, el tratamiento post-quirúrgico y el abordaje osteopático global en las lesiones de rodilla.


El inicio del problema

En octubre de 2018, Milagros comenzó a experimentar un dolor constante e insoportable en la rodilla derecha. El aspecto clínico mostraba inflamación importante y limitación del movimiento.




Comenzamos el abordaje trabajando en sus estructuras externas: ligamentos, menisco y musculatura de cuádriceps. Sin embargo, la evolución fue muy lenta.

El motivo no era solo físico: las circunstancias familiares le impedían acudir con la regularidad necesaria. En lugar de sesiones semanales o quincenales, nos veíamos cada tres meses. Esto generaba una gran frustración en ella, que sentía que su recuperación no avanzaba.


El paso por quirófano

Le expliqué desde el inicio que, por el deterioro meniscal y óseo, lo más probable es que en algún momento fuera necesaria una cirugía. Aunque Milagros tenía auténtico pánico al quirófano, en junio de 2019 finalmente fue intervenida.


La operación fue un éxito técnico, pero su realidad no cambió demasiado: el dolor persistía. Esto ocurre con frecuencia cuando no se acompaña la cirugía de un programa de rehabilitación adecuado y personalizado. Sin embargo, Milagros sí realizó un programa fisioterápico.


La importancia del trabajo post-operatorio

Tras la operación, Milagros comenzó rehabilitación a través de su seguro sanitario privado. La fisioterapia convencional tiene un papel fundamental en la recuperación, pero en su caso no consiguió adaptarse, ya que no soportaba el dolor que le producían algunos de los ejercicios.

Por ello decidió volver a mi gabinete. Le advertí que sería un trabajo largo y constante, con sesiones semanales. Además, apareció un nuevo obstáculo: un esguince en el tobillo izquierdo que dificultaba su pisada, y por tanto, afectaba también a la rodilla.


El abordaje osteopático

Entre mayo y octubre de 2020, Milagros acudió a 11 sesiones. El objetivo era claro:

  • Reducir la inflamación.

  • Recuperar movilidad en la rodilla.

  • Reequilibrar la pisada corrigiendo el tobillo lesionado.

Técnicas aplicadas

  1. Técnica funcional (Cyriax) en ligamentos y tendones de rodilla y tobillo.

  2. Normalización osteopática en tobillo y pie para mejorar el apoyo.

  3. Movilizaciones repetidas de la rodilla para recuperar flexión y función tibio-femoral.

Este abordaje global permitió que poco a poco el dolor se redujera y los movimientos fueran recuperándose.


El “milagro” de Milagros

En su última sesión, el 9 de octubre de 2020, Milagros me llamó sorprendida:

“¡J.E., es un milagro! Puedo flexionar la rodilla con facilidad y el dolor está bajo control”.

Por supuesto, no era un milagro. Era el resultado de la constancia, del trabajo bien dirigido y de la capacidad del cuerpo para responder cuando se le da la oportunidad adecuada.

Todavía quedaba trabajo pendiente en el tejido tendino-ligamentoso, pero el progreso era evidente y esperanzador.


Lecciones de este caso

El caso de Milagros nos deja varias enseñanzas importantes:

  1. La cirugía no lo es todo
    Aunque necesaria en muchos casos, la operación por sí sola no garantiza la desaparición del dolor ni la recuperación funcional.

  2. El trabajo post-quirúrgico es indispensable
    Sin una buena rehabilitación, la rodilla no recupera su movilidad ni fuerza de manera completa.

  3. El cuerpo funciona en conjunto
    Una lesión de tobillo, cadera o pelvis puede condicionar la evolución de la rodilla. Hay que trabajar el miembro inferior como una unidad.

  4. La constancia marca la diferencia
    La frecuencia de las sesiones y la implicación del sufridor son factores decisivos para avanzar.

  5. El entorno de la persona importa
    Los factores emocionales, familiares o económicos influyen en la recuperación. Comprenderlos y acompañar al individuo es parte de nuestro trabajo.


Reflexión final

El camino de la recuperación articular rara vez es lineal. La rodilla, por su papel en el movimiento diario, es una articulación que exige paciencia, constancia y un enfoque integral.

Milagros lo describió como un “milagro”, pero en realidad fue el resultado de un proceso bien acompañado, de la confianza en el trabajo realizado y de la perseverancia.

Su caso nos recuerda que, incluso en situaciones complicadas, siempre hay margen para mejorar la movilidad y controlar el dolor cuando se combina cirugía, rehabilitación y osteopatía de manera adecuada.


José Enrique García G.
Osteópata NE CEN16686/2015
Máster en Osteopatía Bajo Evidencia Científica y Práctica Clínica

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