Si has llegado a este artículo es porque ya sabes cómo se sufre un punto gatillo miofascial, (PGM). Es conveniente recordar, solamente, que la fascia es un tejido conectivo envoltorio de la fibra muscular, (vista al microscopio electrónico), que tiene 3 funciones principales:
- Alimenta la fibra muscular,
- Sirve de parachoques entre fibras musculares;
- Sostiene a la fibra muscular para que no sea arastrada por la ley de la gravedad.
Pese a su enorme importancia para nuestro bienestar físico y psicológico, hasta hace poco tiempo, el tejido fascial ha sido un gran desconocido para los investigadores, quienes se habían centrado en analizar con mayor atención el tejido muscular. Quizá por ello, dolencias como la fibromialgia aún siguen sin encontrar una cura.
La fascia muscular se queda endurecida, deshidratada, cuando el músculo se contrae y no es capaz de autorregularse para renovar las proteinas necesarias; es cuando esa fibrosis produce rigidez y dureza, palpable por manos especialistas.
Según un estudio¹ que se realizó desde 14 artículos para evaluar la evidencia existente relacionada con la prevalencia, incidencia, localización y fisiopatología de los PGM en pacientes con dolor espinal, (espalda y cuello), se encontró que los pacientes con dolor de cuello tenían las tasas de prevalencia más altas de PGM. Los haces inferiores del trapecio, el elevador de la escápula y los músculos suboccipitales fueron las ubicaciones más frecuentes de los PGM activos en pacientes con dolor de cuello.
Los estudios que examinaron los mecanismos fisiopatológicos subyacentes a los PGM demostraron un ambiente ácido, alta concentración de sustancias algógenas/inflamatorias, tejido muscular más rígido, flujos sanguíneos diastólicos retrógrados, actividad muscular espontánea en reposo y pérdida de contractibilidad muscular en músculos con PGM. También se descubrió que el procesamiento central alterado desempeña un papel en el desarrollo de los PGM.
Hay pruebas convincentes que respaldan los mecanismos locales que subyacen a los PGM.
Nosotros nos preguntamos si los PGM espinales, además de posturales, además de verse alterados por procesos neurovegetativos, ¿podrían ser de procedencia neurógena? Dicho de otra manera, ¿un estado emocional podría alterar la función metabólica fascial?
Mantenemos que sí por la observación en nuestra experiencia de miles de personas. Expongo uno escogido por la repetición de un dolor de espalda, después de haber trabajado esta unos meses atrás.
Se trata de una mujer de 73 años que llegó a nuestro gabinete de Madrid en primera instancia por dolor a nivel dorsal en el lado derecho, es decir, en la espalda media. Esto fue en enero de 2023 donde se la pudo observar y trabajar sobre musculatura mencionada en el artículo que hemos expuesto, e imágenes que aportamos más arriba.
Fueron músculos Dorsal ancho derecho, (distal); Romboides derecho; Redondo mayor derecho; Infraespinoso izquierdo para el hombro de ese lado; Fascias de inserción paravertebral de estos músculos mencionados y músculo Diafragma. La musculatura la trabajamos con técnicas manuales de Cyriax, (F.T.P.), y las regiones paravertebrales por puntos gatillo miofasciales, (PGM), con técnica manual de Jones.
Después de 3 sesiones en 3 semanas de trabajo, existe cierta mejoría física, aunque está pasando por momentos delicados biopsicosocialmente, probablemente las fechas que se pasaron de Navidad 22-23, que en ciertas edades más avanzadas siempre pesan más.
En noviembre de ese 2023 vuelve a visitarnos por un dolor que escribíamos al principio de caso, de su espalda media en el hemilado derecho. Realizamos un trabajo miofascial y de musculatura elevadora del hombro, además de una falta de movilidad de su quinta vértebra dorsal, que no afecta a nivel costal, con lo cuál, no es muy probable que el proceso sea artrósico o artrítico, en todo caso, pasajero por esa falta de función musculo-esquelética.
Mantiene que achaca todo el proceso a su estado emocional, sin que aquí entremos en detalles de todo el proceso que está atravesando.
Esto afecta al sueño y descanso por los dolores punzantes que van apareciendo en el desarrollo de los PGM.
Para que nos hagamos una idea de su importancia, digamos que tanto los traumatismos físicos como los traumas psicológicos pueden generar daños directamente en el tejido fascial, creando líneas de fuerza y deprimiendo su calidad, lo cual, a su vez, deteriora progresivamente la salud integral del ser humano, como un círculo vicioso.
En un estudio² sobre discapacidad y calidad del sueño provocados por PGM donde participaron quince pacientes con dolor mecánico de cuello, (80% mujeres), y 12 controles comparables. Los PGM se exploraron bilateralmente en los músculos trapecio en sus haces superiores, esplenio de la cabeza, semiespinoso de la cabeza, ECOM, ángular del omóplato y escaleno, es decir, regiones importantes de los hombros, cuello y base de la cabeza, en un diseño ciego*. Las conclusiones fueron que el dolor referido provocado por los PGM activos en los músculos del cuello y los hombros contribuyó a los síntomas del dolor mecánico del cuello. Los pacientes mostraron mayor discapacidad y peor calidad del sueño que los controles. La calidad del sueño se asoció con la intensidad del dolor y la discapacidad.
Esto conlleva a un mayor dolor que mentalmente hace desesperar e impacientar, alterando todas las estructuras neuronales ocasionando mayor dolor.
Intentamos demostrar científicamente la efectividad en las técnicas que proponemos en el caso anterior, encontrando un estudio bibliográfico³. Se incluyeron artículos según fueron publicados con menos de 10 años de antelación y otros criterios de inclusión. En los 26 artículos finalmente seleccionados se evaluaron la intensidad del dolor, el umbral del dolor por presión, la amplitud de movimiento, la discapacidad y la calidad de vida.
Concluímos al respecto que las técnicas invasivas y no invasivas son efectivas en el tratamiento del síndrome de dolor miofascial de cuello, pero es difícil concluir la superioridad de un tipo de técnica sobre la otra, debido a múltiples diferencias metodológicas entre los estudios evaluados.
Quizá debieramos contemplar la posibilidad de apoyarnos en otras disciplinas psicógenas para llegar a una recuperación absoluta.
*Diseño ciego: estudio científico en que los pacientes no saben si están recibiendo el tratamiento o están tomando un placebo. Esta metodología es empleada para evitar cualquier tipo de sesgo hasta que el ensayo haya concluido.
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